domingo, 23 de septiembre de 2012

Batman: The Dark Knight Returns Part I



Batman: The Dark Knight Returns part I es una película animada basada en la novela gráfica del mismo nombre escrita Frank Miller (Batman Year One, que también fue adaptada a animación, y Sin City y 300, adaptadas a películas, entre otros). La novela gráfica es de 1986, el lanzamiento de la película animada está fechado para el 25 de septiembre del 2012, aunque ya se puede encontrar en algunos lugares pirateada.

La novela gráfica fue pionera en su estilo (alejándose completamente del estilo de los dibujos del estilo de superhéroes de sábado por la mañana, pasando a un estilo más errático, libre y oscuro), en su formato (la novela gráfica) y en su temática. En un futuro distópico en el que Bruce Wayne está cerca de sus sesenta años, Gotham City está plagada por criminales amorales y juveniles que aterrorizan a una población atomizada por los medios masivos. Atomizada en un sentido sociológico, si se quiere: si bien están constantemente bombardeados con imágenes e información sobre los crímenes, los habitantes de la ciudad no parecen conocerse los unos a los otros, actúan como individuos asustados que se protegen sólo a sí mismos. La mayoría de los personajes que toman acción, como Bruce Wayne al retomar el manto del murciélago, son gente del pasado: el comisionado Gordon, a punto de retirarse a sus setenta años, le planta cara al líder de la pandilla de los criminales, los “mutantes”. El único personaje joven que toma acción, la chica que se convertirá en el nuevo Robin, parece simbolizar los valores del pasado, en contraposición a sus propios padres, miembros de la clase media intelectual con valores liberales, opuestos al “fascismo” de Batman y proponiendo, mientras se drogan recordando sus días de hippies, que los criminales deberían ser “integrados” a la sociedad, que “son sólo jóvenes”.

Frank Miller. Cuando subí esta imagen
le puse "alinear a la derecha del texto".
En palabras del propio Frank Miller, The Dark Knight Returns es una parodia de la sociedad de masas que él veía en Estados Unidos a finales de los ochentas. En ese sentido, y si uno analiza otras de sus obras (300, sin ir más lejos), podría decirse que Miller es un campeón de los valores conservadores, derechistas, o al menos alguien crítico de los valores intelectuales y liberales de la clase media. A los criminales: castigo y represión. A los intelectuales y políticos: ojo por ojo, valores tradicionales. Batman plantea su actuar como una guerra: de la muerte del anterior Robin (aparentemente la razón por la que Bruce Wayne dejó de ser Batman) dice “era un buen soldado, me honró, pero la guerra debe continuar”. Después de años de haber sido un ejemplo a seguir para los jóvenes, de bailar el twist y surfear, Frank Miller le devolvió los testículos a Batman, pero a la vez lo convirtió en un personaje muy distinto: un personaje temible, y muchas veces desagradable. Lo que le da una dosis de realismo: los actos de vigilantismo, de “justicia por mano propia”, siempre dividen a la población dependiendo de sus posturas políticas. Como dice el escritor Grant Morrison: “Batman es un tipo rico golpeando a un montón de gente pobre”. Y no le falta razón, aunque los valores del Batman de Frank Miller no son sólo los de un millonario, si no los de una víctima de la violencia que no cree en dar segundas oportunidades. En efecto, además de los reaccionarios, las víctimas son las que apoyan a Batman en su guerra.

Batman. Más años, más músculo, menos paciencia. 
La película animada es una adaptación fiel a la primera parte del cómic: el estilo del dibujo es prácticamente el mismo, con héroes y villanos musculares, mandíbulas cuadradas, una ciudad sucia y vertical. La historia avanza, como en el cómic, entrecortada con escenas de debates e informativos televisivos: cabezas que aparecen en pantalla bombardean a los habitantes de Gotham (y al espectador) con sus opiniones, normalmente opuestas. La animación es excelente, las voces muy bien elegidas y actuadas. Batman y Bruce Wayne están interpretados por Peter Weller, a quien recordarán como el personaje principal de otra película distópica con una sociedad de valores en crisis: Robocop. Weller hace un trabajo excelente interpretando a un hombre viejo y cansado en algunos momentos, obsesionado y violento en otros.

La película es igual de violenta que el cómic: las armas son reales, la gente es golpeada y sangra, y en muchos casos, en los crímenes más violentos, las víctimas son secuestradas y asesinadas. Y si uno toma en cuenta que la mayoría de los “mutantes” son los que generan esa violencia o son objetos de la violencia a la que los somete Batman, las escenas de combate se tornan aún más cruentas.


Batman: "Esta no es una alcantarilla, es una mesa de operaciones. Y yo soy el cirujano".    

Sin adelantar mucho sobre la trama en sí, vale la pena decir que la película está basada en una obra de la época en que Frank Miller no había perdido completamente la razón: si bien la película muestra una realidad oscura y violenta, y si bien los bastiones del liberalismo presentados son más parodias que otra cosa (el alcalde temeroso que quiere negociar con los mutantes, los padres hippies, el psiquiatra que, celebrando la diversidad y subjetividad, acepta y justifica cualquier comportamiento de los criminales), y si bien no se exploran los motivos exactos de los criminales (aunque la búsqueda de aceptación, respeto y la supremacía parece serlo), algunos personajes son realmente profundos, además conservadores y violentos. Son complejos, tienen conflictos, y, a diferencia de en obras como 300 o Sin City, no han llegado a la exageración total, a la parodia de sí mismos.

Para aquellos que además de acción y una buena animación están buscando una buena trama y significado, la película plantea varias preguntas, entre ellas… ¿cómo nos afecta como sociedad el estar divididos sobre cómo se debe responder al crimen? En un mundo donde todos fueran conservadores o todos liberales, Batman no tendría lugar. O bien todos serían Batman o nadie podría aceptarlo. Es justamente en un mundo de divisiones y opiniones opuestas que Batman no sólo es aclamado por algunos, si no necesitado, y obviamente odiado por muchos otros.  

Como Pedro Bordaberry contra los menores impunes.

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